jueves, 1 de abril de 2010

FRENTE GUAZU - Perspectivas

FRENTE GUAZÚ
Análisis de lo nuevo y lo “no tan nuevo” (antiguo dilema)

El país ve un nuevo frente progresista y de izquierda, en una coyuntura nacional y mundial, que requiere de mucha agudeza política y analítica para poder entender “que está pasando”.
Lo no tan nuevo
La creación de frentes unidos, progresistas y de izquierda no es nada novedoso, en los tiempos que corren desde la caída del genocida Stroessner (dictador y asesino que estuvo como presidente del Paraguay entre 1954 y 1989), muchas alianzas se han dado, en la izquierda y en la derecha.
La derecha paraguaya, empezó su carrera política, teniendo como contrincantes a el Partido Colorado (ANR) y al Partido Liberal (PLRA), siendo los demás movimientos sociales y progresistas, solo una efímera anécdota en las contiendas electorales. En materia de movimientos sociales, también los partidos políticos predominantes, tenían bien estructuradas sus bases y trabajaban bien en ambos sentidos.
En esos momentos ya existía la corriente Patria Libre, compuesto por integrantes del Movimiento Democrático Popular (MDP), que luego en 1992, se transformará en Movimiento Patria Libre.
Las sucesivas malas administraciones coloradas, el sufrimiento de las organizaciones sociales y la incapacidad de que el PLRA represente una posibilidad de cambio, fueron preparando el terreno para el surgimiento de otros partidos políticos que aparentemente podrían representar “el cambio” que necesitaban todos y todas los paraguayos y paraguayas que no recibían los privilegios de la clase alta dominante o también para aquellos que querían mayor participación en los asuntos del país, aún siendo bien acomodados. Así surge el Partido Encuentro Nacional (PEN). Durante este periodo, el Partido Comunista Paraguayo, gran actor en la resistencia a la dictadura, aún no estaba estructurado en el país como lo está ahora, pues sus principales líderes y órganos de dirección, venían de una vida de exilio y donde aún muchos conflictos internos, se sucedían. El Partido Revolucionario Febrerista, adolecía de los mismos problemas, aunque ambos eran depositarios del respeto de los sectores progresistas.
Con las Alianzas del PEN que en 1991 fueron con el Partido Revolucionario Febrerista y el Movimiento Asunción para Todos, que luego en 1996 fueron con el PLRA y pusieron como candidato a Martín Burt, se evidenció el papel “oportunista”, que tuvieron como sello de oro a Guillermo Caballero Vargas y Silvio Rodríguez, ambos del PEN, como miembros del gabinete del Presidente Luis Ángel González Macchi, recientemente sobreseído por un caso de robo de 16 millones de dólares, durante ese periodo de gobierno.
En medio de este conflicto, también en el 2000, producto de estas contradicciones y de intereses de grupos, surge también el Partido País Solidario, más identificado con la Izquierda, pues se declara socialista, aunque luego de que el Proyecto Asunción para Todos, colocara a Carlos Filizzolla (antiguo Pdte. Del PEN) en la intendencia de Asunción, haciendo un excelente papel en la administración, pero marcando el quiebre de su relación con los movimientos y partidos progresistas y/o de izquierda, siendo lo que es hoy, más SOLITIRIO que SOLIDARIO.

La izquierda y los movimientos progresistas, no terminaban de superar viejas rencillas ideológicas, que se veían muy afectadas por la falta de organización política partidaria y de la influencia POST-MODERNA del “colectivismo”, del rechazo a las estructuras, producto de un trabajo de ingerencia social por medio de las ONGs, que en últimas instancias, ubicaban el problema en las pequeñas reivindicaciones de pequeños grupos, o buscaban las organizaciones fragmentarias, rechazando a los grupos políticos y organizados.
Así, en una mezcla de desorganización políticas de los partidos y excelente condición económica de las ONGs, surge en el 2002 la Plenaria Popular Permanente, un cúmulo de organizaciones y partidos políticos minoritarios, que buscaban unificar luchas, pero también existían los intereses de financiación de las ONGs y el sentimiento antipartidario (producto de una política bien dirigida por los EE.UU. y Europa), que frenaban los intentos de trabajo real.
El claro que los movimientos sociales, han jugado un papel fundamental en la lucha contra las privatizaciones y la expulsión del Presidente Raúl Cubas en 1999, conocido como el Marzo Paraguayo, pero hasta aquí, siempre capitalizaban las revueltas los partidos tradicionales, ANR y PLRA, por estar mejor organizados y más insertos en las organizaciones de base.

También, estos problemas de ONGs y partidos políticos, tienen influencia en antiguos luchadores por la democracia en las épocas de Stroessner y jóvenes idealistas, que conforman en el 2002 el Partido Patria Libre, que hasta entonces venía trabajando como Movimiento.

En el 2003, se intenta una fracasada alianza de izquierda llamada Izquierda Unida, que no logra acumular la fuerza electoral necesaria y que luego del 1er Secuestro extorsivo, atribuído a miembros de PPL (Arrom y Martí), se inicia un periodo de contraofensiva de la derecha, utilizando el viejo miedo al comunismo y a los movimientos de izquierda, claro, con gran influencia Norteamericana en estos hechos.

Este impulso de la Plenaria Popular Permanente y los problemas surgidos con las ONGs que estaban más preocupadas en su financiación y también los dirigentes oportunistas que dirigían grandes grupos, prepararon el terreno para la creación del Frente Social de Lucha por la Soberanía y la Vida (FSLSV) en el 2004, con mayor participación política.

Entre el FSLSV y al última Alianza Patriótica Socialista (APS) podemos ver que también las fuerzas sociales progresistas o no, han sufrido un cambio en su visión y esquema de organización, como también se ha producido un proceso de depuración de los dirigentes sociales oportunistas, que si bien aún lideran varias organizaciones y son miembros del Frente Guazú, no tiene la misma fuerza que antes, porque sus bases ya reclaman mayor transparencia y participación.

Lugo y “el cambio” que el país esperaba

El gran déficit, la gran tarea que no han sabido sortear los partidos políticos de izquierda y los movimientos progresistas, es el caudillismo. Aún los movimientos y organizaciones de base depositan en un líder todas las esperanzas y también las responsabilidades para las tareas que se llevan a cabo, ya sean reivindicativas o electorales. Es por eso que en la figura de LUGO, el país creyó ver a un mesías, a un solucionador de los problemas de manera inmediata y los discursos triunfalistas de los dirigentes legitimaron este sentimiento.
Ese proceso de desgaste previo, de contraofensiva de la derecha y de crisis política y social, derivó en la elección de Lugo, pero también trajo consigo el problema de la desesperación; aún hoy los actores del cambio, no se identifican como tales y todavía quieren ser actores pasivos, siendo que en el marzo paraguayo y la lucha contra las privatizaciones, tenemos dos ejemplos que se podían haber potenciado para identificar quién es el actor del cambio (el pueblo) y quienes los facilitadores (algunos miembros del gobierno de Lugo).

Frente Guazú
Contexto Mundial

El calentamiento global, cuestión muy difundida por los medios de comunicación y que desde los 90, se fue uniendo a el antiguo tema de la capa de ozono, hoy cobra mayor significación, pues la crisis económica, o mejor dicho, la crisis del sistema capitalista, se evidencia, tanto en la incapacidad de dar respuesta a las necesidades de la población, como a la emergencia de más y mayores movimientos que desean otro tipo de mundo.

En América Latina, los avances de los movimientos de izquierda en los distintos países y los gobiernos hacia el socialismo (porque aún reina la economía de mercado, por eso no son socialistas) y progresistas en Brasil, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y principalmente en Venezuela, dan una evidencia más de la fragilidad en que se encuentra la “gobernabilidad” de esta parte del mundo y nos estamos introduciendo cada vez más en la radicalización de los procesos, pues el discurso progresista ya no alcanza, se necesitan hechos.

Paraguay
Por primera vez, luego de la dictadura, la discusión Izquierda-Derecha, pobres-ricos, cambio-todo igual, está presente en todos los estratos del país. Esto ha generado una movilización y unificación de sectores de derecha que antes no podían unirse y también una fragmentación de los mismos buscando también ellos un cambio de rostro para presentarse al pueblo como una alternativa, luego de décadas de engaño y saqueo.
Luego de que los partidos de izquierda y más precisamente el Partido Comunista, sufrieran la persecución en tiempos de democracia burguesa, tanto de los demás partidos políticos de izquierda, movimientos progresistas y más recientemente por parte de la prensa y la derecha, hoy es el aglutinador y unificador de esta larga carrera por el entendimiento y el trabajo conjunto entre partidos políticos y movimientos de izquierda y progresistas.

Este evento marca una tendencia y también una alerta para la derecha y la izquierda. La derecha se da cuenta que es inminente la batalla de las ideas, ya no más por los cargos, y la izquierda se da cuenta que necesita de la unión para poder continuar con los cambios, que aún no son ni totales, ni suficientes.

Este doble proceso, reorganización de las bases sociales y reacomodamiento de las piezas de la derecha, genera un ambiente favorable para el avance de las discusiones y trabajo desde abajo. La suma de los factores que impulsan el avance popular, también genera las contradicciones internas para que la derecha reaccione más violentamente contra este fenómeno. Ambos procesos, deben ser apuntalados, pero ¿qué instrumentos posee el campo popular para ello?

Acciones y perspectivas
La educación popular, debe ser la base del trabajo social, y no la organización y coalición para las elecciones, hecho que se repite, con distintos matices desde la caída de la dictadura. El trabajo de educación debe contemplar:

Organización: que existan encargados de distintas áreas que no olviden la organización para la producción, para las elecciones y para la coordinación de las luchas.

Depuración: algunos y algunas dirigentes, deben dar un paso al costado y deben liderar jóvenes u otras personas no machadas con la manipulación y el engaño que todavía existe en la dirigencia social.

Planificación: ¿después de las elecciones que?, en general los planes van hasta ahí y no superar ese escollo, pues las luchas internas dividen los movimientos, si la organización se da desde abajo, lo que arriba suceda, golpeará en menor medida la unidad.
 
Educación: para la ocupación de cargos públicos y administración en diversos niveles del estado, se hacen concursos por oposición, debemos formar a nuestros líderes y/o jóvenes para esto. Existen posibilidades reales de hacerlo.

Esto solo sería una inútil expresión, sino fuera también trabajado en un proyecto a largo plazo, con continuas revisiones, proyecciones, etc.

Un proyecto país, no puedo ser solo estatal, sin identificar los problemas estructurales y las posibles soluciones, dentro de un proceso, largo que se apoye en la construcción del poder popular, en la organización para las pequeñas reivindicaciones.

De la agudeza política y la contemplación del amplio panorama, sin olvidar los grandes cambios económicos y naturales que experimentará nuestro planeta y por ende nuestro país, podremos elaborar todos y todas juntos y juntas algo más sólido, con lo cual trabajar.

Fabián Franco

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