sábado, 4 de abril de 2020

Cambiar de raíz, sino no hay cambio (por Fabián Franco)



Según los Indicadores básicos de salud (2019) del Ministerio de Salud Publica del Paraguay, la tasa de muerte por causas externas (que incluye accidentes) fue de 45,8. En el presentel informe, la población ascendía en 2018 a 7.052.983 habitantes, lo que constituye un total de 3208 personas. De este grupo, las muertes por accidente en transporte terrestre fueron de 1.166 personas, dentro de las cuales el 55.5% (642) fueron por accidente de motocicletas.
Otro dato interesante es de las muertes por problemas del aparato circulatorio, básicamente infartos o accidentes cerebro vasculares, más conocidos como derrames. La tasa por 100.000 habitantes es de 121,9 (8539 personas) y no menos importante la cantidad de personas que mueren por tumores (cáncer) que llegan a 4799 personas cada año.
Desde que se inició todo este operativo de control en las rutas y efectivamente la policía está registrando y controlando los vehículos, el número de accidentes disminuyó en un porcentaje muy significativo (mayor al 50%) y también las muertes. En las urgencias de cirugía o traumatología, que normalmente se llenan de accidentados/as y no menos frecuente son las muertes, los fines de semana parecía una zona de guerra, era imposible pasar por los pasillos de tanta gente que iba al hospital (entre 15 personas por paciente en ocasiones) y en los pasillos de las urgencias, era impresionante la cantidad de accidentados/as que no daban tregua a los/as médicos/as que luchaban por salvar uno a uno a cada paciente. Era triste ver a mis colegas de sol a sol, con ojeras, hambre y deterioro de su salud, luchar por una mayoría que no usa casco o maneja alcoholizado/a.
Un cáncer muy frecuente en nuestro país, es el cáncer de cuello uterino que incluso padecen mujeres jóvenes. Si el ministerio de salud hiciera campaña más agresivas para controlar y dar seguimiento a mujeres jóvenes que tienen hijos o a mujeres sin hijos, muchas más vidas estaríamos salvando.
El modelo de cuidado de la salud del país es “obsoleto”, no ayuda a prevenir las enfermedades y no ayuda a encontrar soluciones a los problemas de una manera sostenida. Se buscan paliativos y la formación de los profesionales de la salud se centra en la mirada “al paciente” sin pensar en las condiciones sociales que determinan que el paciente llegue a la enfermedad.
La inversión, debe venir para médicos de familia, para epidemiólogos/as y personas de blanco que puedan ayudar a mejorar los hábitos de la población. Nada de eso se podrá hacer si hay pobreza y desempleo tampoco.
En este escenario apocalíptico de la pandemia del coronavirus, se hace más que evidente que un modelo de producción agroexportador, no nos ayuda como país a enfrentar la crisis, mientras se siguen alimentando chanchos en China, o se exporta carne a Rusia u otros países. Mientras los grandes centros de producción consumen nuestros productos, el pueblo sufre la contaminación, la deforestación y además el desempleo y el hambre.
Una salud preventiva, un cambio en la matriz productiva que redistribuya las tierras y las organice para satisfacer las necesidades de cada región, evitando los grandes traslados; una cooperación para mejorar la alimentación del pueblo empezando con darle trabajo digno, serían estrategias que ayudaría a mejorar la salud del país. Si seguimos con estas visiones “parciales”, que solo miran que falta paracetamol en la farmacia o que el salario debe aumentarse un 10%, no saldremos del problema. No basta con aumentar el salario, es necesario cambiar la matriz productiva y el sistema de producción que este sostiene.

sábado, 21 de marzo de 2020

CORONAVIRUS - PARAGUAY ¿SE APLANA LA CURVA O SE EMPEORA EL ESCENARIO DE INVIERNO?

    Por Fabián Franco
(revisión y corrección Viviana Ruiz)

El 18 de junio del 2019 en Noticias Paraguay (Medio Informativo) una noticia afirma que ya llegan a 170 los muertos por cuadros respiratorios, algo denominado “normal” en esas épocas del año, por la temporada de frío. También informa que el agente más común es la influenza y afecta al adulto mayor. El 6 de julio del mismo año, una noticia habla de que un 75% de todas las consultas en un Hospital son por cuadros respiratorios, donde al final también habla de las medidas a ser tomadas en cuenta.
Si 170 personas ya han muerto por cuadros respiratorios el año pasado y un 75% de las consultas son por enfermedades relacionadas, lo que también hace colapsar el sistema de salud, dos preguntas me vienen a la mente:
1) ¿Por qué no se extreman las medidas de prevención en la población y se divulgan las informaciones de manera agresiva en esas épocas?
2) ¿Por qué no se alarma la población ante el número tan elevado de muertes?
Los problemas respiratorios en general, tienen distintas causas, citaré algunas de ellas (no todas):
- Infecciones virales (incluye, gripe, resfrío común)
- Inhalación de humo (incluye quemar basura, incendios, fumar)
- Asmáticos (nacen con un problema que los hace enfermarse seguidamente)
- Intoxicación por sustancias tóxicas (incluye agrotóxicos, pinturas, elementos de limpieza).
- Polvo o contaminación ambiental
Como bien dijimos, una noticia hablaba de un 75% de consultas por cuadros respiratorios, lo que no dista mucho de la realidad del país habiendo evidencia de que los mismos fueron en aumento con el correr de los años, producto de la contaminación de las ciudades, el humo de los automóviles, los incendios tanto domésticos como del agro y la exposición a agrotóxicos.
El 1ro de octubre de 2019, un NODAL (medio informativo) comenta que la Secretaria de Emergencia Nacional emitía un informe en el que informaba que 312.528 hectáreas ya habían sido consumidas en el chaco paraguayo a raíz de incendios, de las cuales 1.500 personas ya habían sido atendidas por cuadros respiratorios y conjuntivitis. De la misma manera que el COVID-19, los cuadros son menos leves para gente joven, pero pueden y son letales para personas de mayor edad, que también podría llevarlos a la muerte.
Las denuncias por fumigación indebida, las intoxicaciones por agroquímicos, también son moneda corriente, un informe del 2014 apoyado por la Secretaría de Vigilancia Sanitaria (Pedrozo 2014) habla de que un 13,7% de las intoxicaciones (respiratorias o no) reportadas en el país, son a consecuencia de agrotóxicos.
El 93% del territorio del Alto Paraná está sembrado, correspondiendo un 65,2% a la soja (Avila 2018). También un estudio periodístico (Ladaga 2015) sobre agroquímicos, evidencia cómo estos son usados indiscriminadamente por parte de los agricultores de la zona, sin un control eficiente por parte del estado.

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Tratando de contestar las preguntas, es evidente que no existe una voluntad del gobierno de controlar los casos respiratorios, pues si nos pusiéramos a ver que cada año, son más de 100 los muertos/as por este tema y que las condiciones de vida en el país, los agrotóxicos, los incendios y la quema de basura son un elemento fundamental para que esto siga así.
La diferencia en el caso del coronavirus, es su rápida propagación y fundamentalmente, no afecta más a la gente pobre, sino que no hace distinción de clases, afecta a todos/as por igual, por lo que ir en camionetas con acondicionador de aire o estar menos expuestos a las fumigaciones, no impide que el virus pueda matar a personas en su mayoría mayores a 60 años, sean estas de cualquier estrato social o lugar del país que se encuentren en contacto con otras personas.
Por otro lado, la epidemia del coronavirus no hubiera sido posible, si no existiera un intercambio tan amplio de bienes y servicios en todo el mundo, junto a las personas que gerencian estos bienes (empresarios/as, políticos/as, gerentes).
Los sistemas de salud, ya estaban colapsados antes en el Paraguay, cuando desde el gobierno de Cartes se vienen dando recortes o limitaciones en el presupuesto del Ministerio de Salud, luego del golpe parlamentario a Fernando Lugo y el posterior gobierno de Cartes, como lo evidencia un artículo de NODAL del 10 de setiembre del 2015.  Esta situación no ha cambiado mucho con el nuevo presidente, del mismo partido que el anterior (Partido Colorado), incluso el ministro de Salud en noviembre del 2019 ya hablaba de los problemas que habría por los recortes, e incluso pacientes oncológicos estaban preocupados y manifestaban su indignación, pues veían problemas en sus tratamientos.
No hay que cambiar de ministro, no es una solución encontrar una vacuna, el sistema de producción que pone en primer lugar el lucro, por encima del bienestar social, que no combate los incendios forestales (Bolsonaro rechazó ayuda para ello), no cuida las fumigaciones indebidas y no controla las epidemias desde la prevención, sino que lucra, junto con empresas del ramo farmacéutico, es el responsable de miles de muertes y miles de millones de dólares en gastos de terapias cada vez más costosas y por largos periódos de tiempo e incluso vitalicias.
La cuarentena, evitará que se dispare el pico en verano (antes del 21 de marzo) pero no evitará que se dispare luego, lo que podría poner en mayor riesgo a la salud en general, pues estaría dándose el pico en la época en donde ya habitualmente se registran el mayor número de consultas y muertes año a año.
No soy epidemiólogo, es fácil disparar desde afuera y creerse más inteligente que quienes en este momento están luchando por evitar un desastre, pero sí quiero emitir una opinión (errada o no) en base a los últimos acontecimientos.
Cualquier tipo de catástrofe sanitaria era evidente en países (como el nuestro) donde la salud pública es un negocio, donde se recortan los presupuestos para salud y donde la enfermedad es un negocio y la medicina es curativa, no preventiva.
Pienso que hubiera sido mejor, dejar que la epidemia se transmita lo más rápido posible entre las personas de menor riesgo y con más defensas (jóvenes, niños/as) y guaradar cuidado con los ancianos/as, obesos, cardiópatas e inmunocomprometidos/as, hacerle frente en verano, cuando no existe una sobrepoblación de pacientes con cuadros respiratorios y trabajar desde ahora en políticas de prevención y control de enfermedades, por encima de las acciones meramente paliativas, como es actualmente nuestro sistema de salud.
Más médicos de familia, epidemiólogos, unidad de salud de la familia, con controles domiciliarios con políticas de empleo y seguridad alimentaria, con un cambio de sistema económico; serían una manera de paliar el problema, de todos los que vienen y están. La cooperación como base de la acción social, la distribución de tierras, con planes de desarrollo social, centros de distribución, créditos a los pequeños productores, seguimiento y asesoramiento también evitarían el desabastecimiento, el control de precios y la dependencia de la importación.
Con una población alimentada, con vivienda y trabajo, se pueden establecer políticas de educación, a fin de que las políticas de salud y de información puedan ser útiles a la hora de estar ante un escenario como el actual.
Sin embargo, el país tiene más de 1/3 de pobreza, desempleo, analfabetismo funcional e inseguridad social. Las políticas de salud, no son efectivas y el grito de quienes insultan y tratan de “ignorantes” a quienes no guardan cuarentena, no soluciona el problema y lo empeora, pues la rabia, la psicosis y el desenfreno empujan a la población a no sólo tomar distancia física, sino también distancia social.
Debemos reflexionar todos/as, si queremos seguir en este sistema económico individualista, que no combate los flagelos sociales si son rentables para una minoría generando exclusión social y violencia estructural, o queremos una sociedad más justa, donde todos/as tengamos igualdad de derechos y oportunidades y podamos en cooperación luchar contra los desafíos que se nos presenta en la vida.




REFERENCIAS
3) https://www.nodal.am/2019/10/paraguay-mas-de-300-000-hectareas-ya-fueron-consumidas-por-el-fuego-en-el-chaco/
4) Pedrozo ME, Ocampos S, Galeano R. (2014) “Casos de intoxicación aguda por plaguicidas en la colonia Puerto Pirapó, Itapúa, Paraguay, febrero de 2014”. Biomédica 2017;37:158-63. doi: http://dx.doi.org/10.7705/biomedica.v37i3.3264
5) Avila C. Monroy A (2018) “Mapeando el agronecio en Paraguay”. Base-IS. Asunción 2018.
10) https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=321224&SEO=recortes-a-salud-en-paraguay-crearan-problemas-en-el-sector
11) https://regeneracion.mx/bolsonaro-rechaza-la-ayuda-del-g7-contra-incendios-en-el-amazonas/

martes, 17 de marzo de 2020

La buena salud no vende, el coronavirus si.



Luchar por una sociedad más justa, más solidaria, con hábitos saludables y actividad física, es una rebelión anticapitalista, que cierra puertas, produce menosprecio y tal vez falta de oportunidades en un mundo cada vez más volcado a lo fácil, a lo lindo, a lo empresarial.
Claro, valiéndose de la necesidad de la población de encontrar curas mágicas y recetas milagrosas ante el ritmo de vida agobiante en que viven, pululan empresas que venden batidos o cocteles multivitamínicos asociados a una imagen clara, pulcra y llena de eufemismos.
¿Cómo una vida saludable sin comprar productos puede ser más rentable que la compra de productos pseudo- saludables que son ridículamente caros y que en realidad ocultan un estafa piramidal, donde se cobran en su mayor parte comisiones y el precio del producto es en realidad insignificante?.
La respuesta radica en el modo de producción en el cual estamos inmersos, el sistema capitalista. Aquí, en el sistema, un emprendedor, con una buena idea de ganancia, es un ganador, una persona respetada, que puede salir, incluso de la pobreza gracias a una idea innovadora que le produce una rentabilidad increíble y una riqueza que jamás hubiera podido tener, si hubiera seguido los pasos lógicos de las demás personas que no se arriesgaron a intentarlo. El inconveniente esta es que esa idea, no tiene que ser ni ecológica, ni con respeto a los derechos humanos ni laborales; y todo daño social o ecológico queda por detrás, cuando se ven los resultados de sus logros económicos.
Y las universidades, usan esta misma lógica y forman profesionales que reproducen prácticas insalubres y nos obligan a usar los productos o consumirlos, pues es muy difícil competir con los medios de producción que usan, con medios menos contaminantes.
Esta lógica del capital que esta por encima de la salud, nos lleva a deforestar los países, contaminar los cauces hídricos con agrotóxicos (y uso este término más allá de una ideología pues un veneno no puede ser llamado agroquímico cuando su función en matar algo) y luego compran a las fuerzas del orden público, a los fiscales y/o jueces para que no corran las denuncias en su contra, como ya hemos visto que ha pasado con las distintas grandes empresas como el cigarrillo y hoy por hoy los agrotóxicos.
Esta prácticas nocivas, nos llevan a una sociedad envenenada con publicidad para el consumo, con muchos datos pero que no informan, con noticieros que solo muestran asesinatos, asaltos, accidentes y todo lo relacionado a la  morbosidad para que el ciudadano/a de a pie (y los que van en otros medios) no perciban la realidad.
Así llega el Coronavirus, diseminándose por todo el mundo, que ya ha matado al 17 de marzo 7865 personas, sin embargo enfermedades asociadas al corazón en 2016 fueron de 15,2  millones y la mayor parte de las muertes en el mundo están asociadas a enfermedades no transmisibles, pero que afectan, claramente a los más pobres, que no pueden pagar un servicio de urgencias o tratamientos carísimos que salvan sí a unos pocos/as.
Otra causa importante de muerte es el EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica) que en mayor medida es asociada a fumar y cocinar con leña o humo. Sin embargo, la empresa que vende cigarrillos sigue viento en popa e incluso en países que exportan médicos como Cuba, la empresa de puros es una parte importante de su economía.
Esta vorágine de situaciones generan las condiciones óptimas para que la población se envenene, se contagie de virus y ocurran pandemias a velocidades muy increíbles, porque la máquina no puede parar, debe seguir, hasta que la situación sea tal que los poderosos también estén amenazados, allí si se vuelve una problema, pero si eso solo quedara entre los estratos bajos, como otras enfermedades que matan mas gente, no habría tanta preocupación.
¿Porqué entonces seguimos luchando contra enfermedades virales que causan menos muertes? Es evidente que la saturación de los sistema de salud son una causa fundamental.
Lo que no se dice, lo que no se habla o por lo menos se deja debajo de la alfombra es el ritmo de vida, las condiciones pésimas de vida de la mayor parte de la población que vive su día a día sin posibilidades de subsistir. Es mucho más probable que la mayor parte de la población muerte de un infarto, un accidente cerebro vascular (llamado derrame popularmente) o diabetes, no sin antes dejar grandes cantidades de dinero a farmacéuticas, sistemas de salud privados y centros asistenciales privados que brindas servicios mucho más cómodos, pero que recae en el trabajo de las personas que usan esos servicios.
Nadie plantea cambiar los hábitos de trabajo, disminuir las horas de exposición al sol, dejar un tiempo para hacer caminatas y mucho menos vender productos alimenticios que garanticen a la población una salud distinta o poner impuestos alto a productos nocivos y subsidios con esos impuestos a los alimentos más saludables.
Falta una política de salud y producción asociada a la educación. Formar profesionales de todas las áreas con visión global de cooperación, producción ecológica y alimentación saludable, con un sistema impositivo que grabe los alimentos no saludables y promocione la buena salud. Pagar a los funcionarios que van en bicicleta a su trabajo o caminando, disponer horas de descanso, psicólogos/as laborales con nutricionistas y médicos de familia para que guíen a la población de manera gratuita.
Bueno, para ello necesitamos una revolución, una revolución social que derrote al derroche y busque formar una sociedad más justa, mas cooperativa, mas solidaria. Ponele el nombre que quieras, yo no voy a etiquetarlo, pero si te insto a que luego de leer este artículo, pienses como podemos unirnos para derrotar la sociedad del despilfarro, del abuso de poder, del saqueo, del consumo sin barreras.

sábado, 18 de enero de 2020

Boccia, el dengue y la empresa farmacética

El día de hoy he leído, con disgusto,  un artículo de colega Alfredo Boccia Paz, una persona a quién admiro mucho por su trayectoria en relación a la difusión de muchas verdades en relación a los atropellos del Stronismo hacia los derechos humanos y otros temas.
En esta ocasión, el Dr, Boccia habla nada más y nada menos que del dengue, un tema muy actual (ya que estamos ante una epidemia en central sin control) y habla de una de las causas, la basura.
Ahora bien, el Dr Boccia, cita y compara una ciudad limpia como Atyra y los resultados de otra que tomó su ejemplo en relación a los casos de dengue, sentenciando que esa es la solución. Antes, critica el pensamiento mágico de la gente, en relación al poha ñana y la preferencia de estos a una política de prevención en la limpieza.
Por omisión o por desconocimiento el Dr. Boccia, no cita ni hace referencia al sistema de salud curativo "no preventivo" del país (que debería educar a la población); tampoco cita el sistema económico que favorece el uso de utencilios descartables que luego van a parar a las calles y tampoco hace referencia al negociado del sistema de salud curativo que genera, no solo esos resultados en la epidemia de dengue, sino otros en varios otras patologías, gracias al mercado de la enfermedad.
En realidad, Dr. Boccia, deberíamos controlar los mercados que generan estas basuras y orientar nuestro sistema de salud a uno preventivo, como lo es el de Inglaterra, Canadá o Cuba.
No es la puerqueza y la creencia en las hojas de mamón el problema, sino un sistema económico que genera las condiciones y un sistema de salud del negociado que se orienta a mantener el status quo, pues de allí obtiene dividendos.
Estoy de acuerdo en que hay que mantener limpia la ciudad, pero hagamos como hacen ciudades más grandes, controlando los medios que generan la basura y orientando el sistema de salud a uno preventivo, sacando del negociado de la enfermedad a la lógica médica y volcando todo hacia una vida más saludable.
Creo que por ahi en realidad hay que ir, y además, en unos años, no sabemos si la hoja de mamón será primera prohibida, para luego ser procesada industrialmente para su uso, Si no hay estudios aún, es porque su uso es de muy fácil acceso para la población y no hay interés serio en que se use de manera artesanal.